El Ligamento Cruzado Anterior (ACL), es una estructura fundamental que se encuentra en la rodilla y es responsable de brindar estabilidad y control de movimiento.
Las lesiones del ACL son comunes, especialmente en atletas, y pueden provocar importantes limitaciones en la actividad física y calidad de vida de las personas afectadas.
Solo en los Estados Unidos se calcula que al menos 200,000 personas al año sufren una rotura del Ligamento Cruzado Anterior; por ello es crucial conocer las causas y las opciones de tratamiento disponibles para esta condición.
¿Qué es el Ligamento Cruzado Anterior (ACL)?
El Ligamento Cruzado Anterior (ACL) constituye una red de fibras colágenas que se extiende diagonalmente entre el fémur y la tibia, ubicándose dentro de la articulación de la rodilla.
Aunque es de tamaño pequeño, su papel es de suma relevancia en la estabilidad de la rodilla. La denominación de «cruzado» se deriva de su disposición en relación con el ligamento cruzado posterior y los ejes de la rodilla que abarcan los planos frontal, sagital y lateral.
En consecuencia, el ACL se entrecruza con el ligamento cruzado posterior, formando una estructura en forma de «X».
Síntomas de lesiones del ACL
Las lesiones del ACL suelen ocurrir debido a movimientos bruscos o torceduras, sobre todo en deportes que involucran cambios rápidos de dirección o impactos directos en la rodilla.
Los síntomas pueden variar, pero por lo general incluyen:
- Dolor repentino: Un dolor agudo en la rodilla, a menudo acompañado de sonido inusual como “crujido” al momento de la lesión.
- Inflamación: La rodilla puede hincharse con rapidez y/o dentro de las primeras horas después de la lesión.
- Inestabilidad: Sensación de que la rodilla cede o de inseguridad al realizar movimientos específicos.
- Limitación en el movimiento: Dificultad para doblar, estirar o soportar peso sobre la rodilla.
Tratamientos para las lesiones del Ligamento Cruzado Anterior (ACL)
El tratamiento puede variar según la gravedad de la lesión y la actividad física del paciente. Algunas opciones de tratamiento pueden incluir:
- Rehabilitación y fisioterapia: En casos leves o parciales, el paciente debe cumplir con un tratamiento de rehabilitación y fisioterapia prolongado para reforzar cuádriceps e isquiotibiales, esto ayudará a fortalecer/estabilizar la función. Es posible que también le indiquen el uso de una rodillera y evitar actividades físicas de alto impacto.
- Cirugía de reconstrucción del ACL o Artroscopia: Si los tratamientos anteriores no son compatibles con el paciente o el tipo de lesión por su gravedad, se recomendará la cirugía o artroscopia, que permite una recuperación total de la lesión y la articulación.
Artroscopia para reconstruir las lesiones del ACL
La artroscopia de rodilla es un procedimiento que se realiza a través de pequeñas incisiones (menos de 1 cm) y con este, se elimina el ligamento dañado y se reemplaza con un injerto, que en la mayoría de los casos puede obtenerse del mismo paciente.
El injerto se coloca en la tibia y el fémur a través de túneles o espacios creados durante la cirugía. Después de algunas semanas, este se une al hueso, por eso es importante fijarlo durante la artroscopia con tornillos de titanio o tornillos que se absorben naturalmente.
Con un cirujano ortopeda, especialista en rodilla y cadera, podrá estar seguro de obtener los mejores resultados.
Cabe resaltar, que esta es una técnica poco invasiva, de recuperación rápida y de complicaciones mínimas, por lo que la mayoría de los pacientes pueden irse del centro quirúrgico el mismo día de la operación.
Recupere su calidad de vida…
Las lesiones del Ligamento Cruzado Anterior (ACL) son incidentes comunes que pueden impactar de manera significativa la calidad de vida y la actividad física de las personas. Conocer los síntomas, obtener un diagnóstico a tiempo y contar con atención médica especializada son aspectos claves para una recuperación exitosa.
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